La Iglesia de Santiago, que sustituyó al primitivo templo medieval que ya existía en el siglo XIV, es fruto del concepto castellano de la arquitectura del s. XVI, que mantiene elementos de la tradición gótica, a la vez que incorpora los nuevos del Renacimiento. Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1964, y ha sido considerada como uno de los más bellos ejemplos de iglesia de salón.

La traza del templo se atribuye a Rodrigo Gil de Hontañón, comenzándose su construcción en torno a 1533. A su muerte en 1577, se hace cargo de la fábrica Juan  de Hermosa; participando posteriormente -dada su larga y azarosa construcción-  maestros como Alonso de Tolosa, Hernando de Nates y Juan González de Cisniega, entre otros.

Consta de tres naves de igual altura, con cuatro tramos, más ancho el que actúa como crucero, y otro a los pies entre las dos torres. Los pilares, con ocho columnas acanaladas adosadas y moldura toscana a más de media altura, se apoyan sobre basamentos cajeados y rematan en capiteles toscanos. Las cubriciones barrocas de yeserías policromadas son obra de Felipe Berrojo de 1673, con bóvedas de arista en las naves laterales y cúpulas ovaladas rebajadas en la central. Los ventanales son de medio punto, derramados hacia los dos lados y agrupados por parejas con la rosca de los arcos. Un claristorio corre a lo largo del templo, permitiendo el paso por detrás del retablo mayor.

La cabecera se cierra con tres ábsides semicirculares ocupados por tres retablos barrocos entre los que destaca el impresionante retablo mayor, y a los pies se encuentra el coro alto sobre arco escarzano, tramo ya clasicista. En él se encuentra un órgano barroco construido entre los años 1715 y 1717 por los maestros organeros Antonio Pérez y Gregorio González.

En los muros laterales de la iglesia se abren capillas-hornacinas agrupadas muchas de ellas de dos en dos, enmarcadas por arcos de medio punto cuya rosca se cruza en una jamba común.

La sacristía, con portada renacentista, está adosada en la cabecera del muro norte.  Tiene planta cuadrada y se cubre con bóveda de crucería estrellada. Su interior da acceso a un oratorio: la capilla de Nuestra Señora del Patrocinio, actualmente denominada de la Vera Cruz.

El templo presenta, asimismo, una elegante conjunción de estilos en el exterior. La portada del lado del Evangelio es gótica. La del lado de la Epístola, también atribuida a Rodrigo Gil de Hontañón, es renacentista. Y la fachada principal es de estilo clasicista escurialense, de Alonso de Tolosa.

En el interior “todo es armonía, elegancia y magnificencia” (Emilia Pardo Bazán).